Cuando circulamos en automóvil, no basta con que se cumplan las normas de seguridad pertinentes. En muchos casos, por inconsciencia o por descuidado, se cometen errores que, en caso de accidente, pueden derivar en lesiones severas.
Un ejemplo común sería cuando se produce el conocido como efecto submarino.A continuación te explicamos en qué consiste y qué medidas debes tomar para evitarlo.
Qué es el efecto submarino
En resumidas cuentas, es la consecuencia de una mala colocación y un mal ajuste del cinturón de seguridad. Como resultado, cuando se produce una colisión, el cuerpo no queda correctamente sujetado y se encadenan una serie de choques que pueden ser fatales.
En primer lugar, el abdomen se desplaza hacia adelante, de tal forma que la parte baja del cinturón lo presiona repentina y violentamente. Luego, el torso sale disparado, con lo cual choca con el volante o contra el salpicadero. Por último, como reacción ante el choque anterior, el cuerpo puede escurrirse de nuevo y golpear las partes bajas del habitáculo.
Las consecuencias, si la colisión es suficientemente fuerte, no se hacen esperar. Pueden ir desde daños severos en la espalda y en la pelvis, hasta una rotura del fémur. A lo cual hay que añadir la posibilidad de que se produzcan hemorragias de carácter interno.
Cómo colocarse adecuadamente el cinturón
Lo primero es acomodarse en el asiento. Una vez adquirida la posición de conducción, con la espalda pegada al respaldo, el cinturón debe quedar lo más ajustado posible, sin llegar a causar una presión molesta.
La banda diagonal debe cruzar por la clavícula, y la horizontal, quedar por debajo del abdomen. A su vez, el cinturón no puede estar retorcido o presentar dobleces, ni quedar holgado en ninguna de sus partes.